Un plus de existencia

Mujer mexicana maquillada para celebrar el Día de Muertos.

Fragmento del libro "A la salud de los muertos. Relatos de quienes quedan", de Vinciane Despret.

"Tengo mil razones para decirle esto -le escribía una lectora del libro El velo negro a Anny Duperey-: los muertos solo están muertos y los enterramos. Si no, trabajan por nosotros, terminan diferentemente aquello para lo que estaban hechos. Debemos acompañarlos y ayudarlos a acompañarnos, en un vaivén dinámico, cálido y encandilante".

Con estas pocas palabras la autora aprehendió uno de los temas más característicos, entre nosotros, de las relaciones que se anudan entre "quiénes quedan", como dicen de manera tan bonita los ingleses cuando hablan de los left behind, y "quienes no parten del todo": el de una consumación a la cual el muerto liga al vivo (terminar aquello para lo que uno está hecho evoca efectivamente una consumación).

Si no los cuidamos, los muertos mueren totalmente. Pero el hecho de que seamos responsables de la manera en que van a perseverar en la existencia de ninguna forma significa que su existencia este totalmente determinada por nosotros. La tarea de ofrecerles un "plus" de existencia nos corresponde. Este "plus" se entiende, ciertamente, en el sentido de un suplemento biográfico, de una prolongación de presencia, pero sobre todo en el sentido de otra existencia. En otros términos, el "plus de existencia" es una promoción de la existencia del difunto, no será ni la existencia del vivo que fue -tendrá otras cualidades-, ni la del muerto mudo e inactivo, totalmente ausente, en el que podría convertirse a falta de cuidados o de atenciones. Devienen diferentemente, es decir, en otro plano. Es lo que propone claramente Patrick Chesnais cuando dice que, gracias a sus cartas, su hijo vivirá "algunos años más, de otra forma", y también lo que sugiere quién le escribe a Anny Duperey cuando evoca el hecho de que los muertos "terminan diferentemente aquello para lo que estaban hechos". Llevar a un ser a "un plus de existencia" que le permita continuar influenciando la vida de los vivos demanda entonces todo un trabajo, o más precisamente, toda una disponibilidad, que no tiene mucho que ver con el famoso "trabajo del duelo". Los muertos piden que los ayudemos a acompañarnos; hay actos que realizar, respuestas que dar a ese pedido. Responder no solo consuma la existencia del muerto, sino que lo autoriza a modificar la vida de quienes responden. 

A partir de esto, podríamos decir, con el filósofo extiende su abrigo, que los muertos piden ayuda para lograr ese plus de existencia, transformando así la existencia de quiénes fueron convocados. Está consumación, de la cual los muertos son a la vez autores y beneficiarios, se realiza a menudo muy concretamente, ofreciéndoles la posibilidad de que lleven a cabo sus tareas. 

Estás tareas que asumen los muertos son, por supuesto muy diversas. Si nos quedamos en el registro de lo que se evoca habitualmente, van desde el simple hecho de dar al vivo el sentimiento de su presencia, hasta manifestaciones más activas como cuando un muerto envía un signo, pródiga un consejo en un sueño, hace sentir que hay cosas que hacer o incluso que no hacer, da una respuesta puntas que se formulan, alienta, consuela o sostiene, o incluso invita a quién queda a reanudar un vínculo con la vida. 

Para dar cuenta de este trabajo por el cual se le confiere un plus de existencia aún ser, y que lo conduce a abro "continuar diferentemente", es decir hacer de otra manera, Bruno latour retoma descubrió la idea de que toda existencia, cualquiera sea, debe ser instaurada. Este término se hace cargo de la idea de que algo debe ser construido, creado, fabricado. Pero al contrario de los términos construir, abro "fabricar" o crear qué nos son familiares, el de instaurar obliga a no precipitarse demasiado rápido sobre la idea de que lo que se fabrica estaría totalmente determinado por el que asume hacer o crear un ser o una cosa. El término abro "instauración cierro" indica, o más bien insiste, sobre el hecho de que llevar a un cereal existencia involucra, de parte de quién instauró, la responsabilidad de acoger un pedido. Pero, sobre todo señala que el gesto de instaurar un sarcoma al contrario de lo que podría implicar el de crear lo, no equivale abro "a sacarlo de la nada cierro". Ayudamos a los muertos hacer o de venir lo que son, no los inventamos. Sea un alma, una obra de arte, un personaje de ficción, un objeto de la física o un muerto-Porque todos son el producto de una instauración cierro kion.com a cada uno de estos seres será conducido hacia una nueva manera de ser por aquellos que asumen la responsabilidad, a través de una serie de pruebas que lo transformarán.

Instaurar es entonces participar de una transformación que lleva a una cierta existencia, es decir, Como lo hemos evocado, a un plus de existencia, a una existencia que podrá manifestar, en el caso de una consumación particularmente logrado, lo que subió llamo Un resplandor de realidad. Porque podemos hablar también de abro "realidad cierro" a propósito de la existencia de los muertos. Bajo la condición de que nos pongamos de acuerdo en cuanto al régimen de realidad adecuado que se les puede atribuir punto es precisamente a propósito de este término que las cosas se complican a menudo. ¿Cómo podemos decir que algunos muertos existen abro "realmente cierro", que tiene una existencia plena y entera, que no son, por ejemplo, producto de la imaginación de los vivos -aunque la imagen de estos puede estar movilizada cierro-? Por supuesto, su realidad no es igual a la de las montañas, las ovejas, o los agujeros negros. Tampoco es igual a la de los personajes de ficción, que tienen su propio abro "resplandor de realidad cierro", del cual dan cuenta los novelistas que afirman que son guiados por sus personajes, o del cual da testimonio el hecho de que el encuentro con uno de ellos pueda intensificar nuestra propia vida. Su potencia de actuar, o más bien de hacer actuar, su capacidad de imponerse al exterior, traducen la efectividad de su presencia. Para poder hablar de la realidad de los muertos necesitamos entonces situarlos según lo que la tuya ma, siempre siguiendo a surio.com a sus propios abro "modos de existencia cierro", 

Latour retoma de Sourieau esta pregunta, en apariencia simple: ¿de cuántas formas podemos decir que el ser existe? ¿Debemos decir que una roca "existe" de la misma manera que un alma, que una obra, un hecho científico o un muerto? Todos existen, responde Latour, pero ninguno se define según la misma "manera de ser".


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