Rebeldes y revolucionarios

James Dean, en 'Rebelde sin causa' (1955)

Fragmento del libro "Lo Inmediato. Reflexiones para un tiempo en urgencia" de Esteba Dipaola.

En el libro Daños colaterales, el sociólogo Zygmunt Bauman explica una modalidad de la desigualdad de poder en la "modernidad líquida" consistente en que los denominados "flexibles", es decir, quienes pueden alterar sus condiciones de existencia libremente, son solo aquellos que se ubican siempre arriba en la reproducción social y que, para sostener sus condiciones de vida, demandan la misma flexibilidad a quienes dependen de estructuras sólidas (un trabajo estable, etc.). El fexible es un sujeto individualista que considera que haciendo méritos todos podrán ser como él, pero no responde cuál es su mérito para haber alcanzado su posición social. En la actualidad es posible pensar algo semejante respecto a los rebeldes y, principalemente, a esa figura del rebelde mediático existente desde siempre. 

El rebelde es quien individualmente atenta contra la disposición de reconocimiento común porque sabe de antemano que su lugar de privilegio está salvaguardado. Viviana Canosa o Mario Pergolini son ejemplos característicos: cuando nada malo puede pasarte podés hacerte el díscolo públicamente y burlarte de las dificultades del otro. Eso es un rebelde, y es también lo que lo diferencia de un revolucionario, donde nuestro ejemplo más cercano es el Che Guevara: el revolucionario defiende un proyecto colectivo y por eso también es un romántico, porque cree en algo imposible, esto es: que todos podemos participar de manera equivalente en una comunidad. El revolucionario cree en la felicidad común, mientras que el rebelde se regocija en el goce individual. El rebelde es un adolescente (Pergolini y Canosa lo son) que reclama atención y se enoja si no es el centro o las cosas no están hechas a su manera, y también por eso una película clásica que enarbolo la rebeldía llevó como título: Rebelde sin causa. El revolucionario, en cambio, tiene como principio el destino común de un conjunto y de una vida. 

Bauman entendió muy bien que la modernidad líquida es el período de las rebeldías, es decir, de las fantasías individuales donde cada uno cree que puede salvarse solo. ¿Qué otra idea trasmite esa frase llena de rebeldía que dice: "el cambio está en uno mismo" , o pero: "si yo no cambio, nada va a a cambiar"? La rebeldía es el divertimento de los que saben (o creen) que nunca perderán sus privilegios, el revolucionario tiene la seriedad del que debe luchar por los derechos de todos y de todas. 



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