Sexto episodio - Encuentro 26/9


Por Beatriz Piedrabuena

Spinoza como acontecimiento en la filosofía, entendiendo como acontecimiento la actualización de un virtual, como composición de fuerzas, que fisura la membrana de lo dado.

Baruch de Spinoza nace en 1632 en un barrio judío de Amsterdam de una familia de comerciantes acomodados de origen español o portugués. En 1656 es excomulgado (1). Su primer escrito es el Tratado de la Reforma del Entendimiento; luego escribe el Breve Tratado y en 1665 emprende la redacción del Tratado Teológico Político, una de cuyas cuestiones principales es: ¿Por qué el pueblo es tan profundamente irracional? ¿Por qué se enorgullece de su propia esclavitud? ¿Por qué los hombres luchan por su esclavitud como si lucharan por su libertad?

De este libro dirá Gilles Deleuze en “Spinoza: Filosofía Práctica”: “Un libro explosivo conserva para siempre su carga explosiva: todavía hoy no puede leerse el Tratado sin descubrir en él la función de la filosofía como empresa radical del desengaño ,o como ciencia de los “efectos”.

Entre 1675 y 1677 escribe el Tratado Político, libro que quedará inacabado por su muerte, justamente al comienzo del capítulo sobre la democracia. Entre 1661 y 1675 escribe La Etica, cuya publicación tenía prevista para 1675. Renuncia a publicarla por cuestiones de prudencia y seguridad. ¿Por qué Spinoza como acontecimiento?

Spinoza rompe con toda la tradición filosófica tanatológica que fue y es hegemónica desde Platón hasta la dialéctica y Heiddegger. La suya es una filosofía de la vida positiva, afirmativa, contra los simulacros con los que se conforman los hombres.

Con la idea de que cada cosa busca perseverar en su ser, en su existencia, se opone a la tradición dialéctica hegeliana según la cual toda criatura lleva en sí misma la muerte. Para Spinoza no hay nada en nuestra naturaleza que inhiba o impida la vida. La muerte viene de afuera, mal encuentro que descompone las relaciones que constituyen cada cosa. “Los animales no han inventado todavía esta muerte interior, este sadomasoquismo universal del esclavo-tirano. En el reproche que Hegel hará a Spinoza, haber ignorado lo negativo y su potencia, reside la gloria y la inocencia de Spinoza, su más profundo descubrimiento. En un mundo roído por lo negativo, él tiene suficiente confianza en la vida, en la potencia de la vida…”(Deleuze. “Spinoza: Filosofía Práctica”).

Todas las formas de humillar la vida tienen dos fuentes, una vertida hacia el exterior: el odio, el resentimiento; la otra vertida hacia el interior: la culpa, el remordimiento. Dirá en el Breve Tratado: “El odio y el remordimiento, los dos enemigos capitales del género humano”.

Para pensar Spinoza parte de un origen que es el movimiento infinito, Dios como naturaleza naturans expresado en la materia movimiento, naturaleza naturata. Ese movimiento infinito, esa potencia, ese virtual que son fuerzas de tiempo, tiene una capacidad de expresarse en la forma, devenir una forma,estos modos de ser que somos contienen la virtualidad de ese movimiento infinito, nosotros somos su existencia. Somos los existentes un grado de potencia de una potencia infinita. Hay para Spinoza una única sustancia infinita que posee todos los atributos y lo que llamamos criaturas, entes o existentes, son los modos, las maneras de ser de esa sustancia. Spinoza sustituye la secuencia( un Dios creador, trascendente, que juzga) por un verdadero plano de inmanencia, un plano fijo pero no inmóvil en el que el ser es un devenir abierto y no cerrado, que no es prefigurado ni formado, sino que se produce.

Un ser absolutamente unívoco pues se dice en un solo y mismo sentido y cuyos modos son los entes. Somos modos de esa sustancia infinita en el pensamiento y en el sentir. Hay velocidades y lentitudes del pensamiento y del cuerpo; y el cuerpo está constituído por una infinidad de elementos en distintas relaciones de movimiento y reposo, de velocidad y lentitud. Toda una concepción cinética la de Spinoza.

Y “no sabemos lo que puede un cuerpo”, no podemos saberlo de antemano, pues lo que pueda lo podemos conocer en función de su encuentro con otro cuerpo que aumenta o disminuye su potencia de actuar y de ser afectado.

Lo que hay además del ser es aquello de lo cual el ser se dice: los entes, los existentes. A diferencia de las filosofías que dan preminencia a la causa sobre el efecto, a lo uno como superior al ser, el ser superior al alma, el alma superior al cuerpo,etc, Spinoza construye la filosofía más antijerárquica que existe, en palabras de Gilles Deleuze.

Soy en el ser y el ser es en mí.

El alma y el cuerpo son una misma manera o modo del ser relacionada con dos atributoa diferentes: la extensión y el pensamiento. Y acá la diferencia entre una ética y una moral. Para la moral hay una regla inversa en la relación cuerpo-alma: cuando el cuerpo goza el alma padece y viceversa. Y hay una jerarquía de los valores: el Bien superior al ser. La moral va a juzagar todo lo que es. Sistema del juicio. Para Spinoza no hay jerarquía entre alma y cuerpo, hay paralelismo. El cuerpo supera el conocimiento que tenemos de él, y el alma supera también el conocimiento que tenemos de ella ( el cuerpo, ese desconocido; el alma, el pensamiento, ese inconsciente)

Para Spinoza el mal no es nada porque el bien tampoco es nada; hay lo bueno y lo malo y la ética es el arte de evaluar lo bueno y lo malo. La moral implica lo que cada uno debe cumplir en función de su esencia. La ética lo que cada uno puede en función de su potencia la cual puede ser aumentada o disminuída en relación con los buenos o los malos encuentros.

Desde la Etica los existentes tienen : diferencias cuantitativas, según lo que pueden y diferencias cualitativas según los modos de existencia. Entonces hay igualdad de todos los entes, que si bien no tienen el mismo grado de potencia, hacen lo que está en su potencia. Así no hay nadie competente sobre mí (antisistema del juicio). Desde lo cualitativo hay dos modos de existencia: el hombre libre y el esclavo o impotente.

Adjunto el poema de Borges con el que comenzamos la reunión:

Bruma de oro, el occidente alumbra
La ventana. El asiduo manuscrito
Aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra.
Un hombre engendra a Dios. Es un judío
De tristes ojos y de piel cetrina;
Lo lleva el tiempo como lleva el río
Una hoja en el agua que declina.
No importa. El hechicero insiste y labra
A Dios con geometría delicada;
Desde su enfermedad, desde su nada,
Sigue erigiendo a Dios con la palabra.
El más pródigo amor le fue otorgado,
El amor que no espera ser amado.

En una parte de la Etica dice Spinoza que amamos a Dios intelectualmente, pero que es absurdo esperar que Dios nos ame ya que Dios no es persona o alguien. El amor intelectual de Dios es un amor de las cosas, amor de mundo. No es que se ama a Dios porque se lo conoce, ni que se lo conoce porque se lo ama. Sino que hay una inteligencia amante y un amor intelectual.
____________________________
(1) El acta de excomunión puede leerse en el libro de Diego Tatián “La cautela del salvaje”, cap. Excomunión y Libertad, pags 17 y 18.

Comentarios