Tercer episodio - Encuentro 1/9 (5)


La cultura en tríada nietzscheana
Por Cecilia Macarena Pelliza

La noción de cultura en Nietzsche significa adiestramiento y selección, y para desplegar este concepto trabajará, como suele hacerlo, en tríadas. Nietzsche dividirá la cultura - es decir los procesos históricos, políticos, sociales y también de subjetivación - en las fases Pre-historia, Historia y Post-historia.

En relación a este modo tríadico es válido decir que lo elige en lugar de una dialéctica en donde tesis y antítesis, encuentran un momento de superación en la síntesis. Falsa tríada en la que las dos primeras se oponen entre sí para quedar finalmente abarcadas en único sentido. Los tríos nietzscheanos son irreductibles y coexistentes.

El período pre-histórico corresponde a un momento en el que no hay ley, en tanto toda ley es histórica dirá Nietzsche. Es una fase pre-moral en que las acciones son valoradas en función de sus consecuencias, no juzgadas. Hay hechos. Ni la acción ni la procedencia de una acción importan en este período, sólo lo que ha generado la acción se toma en consideración. Y lo que una acción genera es siempre un hecho, no hay juicio sobre esto. Es sólo un hecho.

Pero es necesario hacer una organización de estos hechos: elegir por ejemplo cuáles se quieren repetir y cuáles se preferiría evitarlos. Esa será la función de la cultura, adiestrar para poder administrar los hechos, y para esto genera el juicio, es decir la ley. En tanto creación, dirá Nietzsche entonces, toda ley es arbitraria. Está para organizar, pero pudo haberse pensado otro sistema. Otro que sería igual de estúpido, arbitrario y grotesco, porque no importa cuál sea la ley, siempre será una farsa a la que se obedece.

Lo que no es una farsa, lo que no es arbitrario, es el hecho de que siempre se obedece a algo. En palabras de Nietzsche: “Toda ley es arbitraria, lo que no es arbitrario es le ley del hombre de darse ley”. El hombre requiere de la farsa, requiere de la máscara. Esta actividad del hombre de darse ley, es lo que llama la actividad genérica del hombre, y es justamente la posibilidad de crear cultura.
Prehistórico es la fase en que se despliega la actividad genérica del hombre de darse ley, de crear cultura. Ahora bien, decíamos que esta la cultura lo que pretende es el adiestramiento del hombre, pero es un adiestramiento que no es sometimiento, al menos no en esta fase inicial. Al contrario, significa formarlo de tal manera que sea capaz de activar sus fuerzas reactivas. Es un momento fundante, claro, en que el hombre se organiza para poder más, para poder otras cosas. Se da ley con el fin de controlar sus fuerzas reactivas. En este acto se crea un hombre capaz de prometer, hay un compromiso de futuro. Decíamos más arriba que la cultura es adiestramiento y selección, he aquí el objetivo selectivo de la cultura: formar un hombre capaz de disponer de futuro, un hombre libre y poderoso.

Cuando esta primera fase se agota, se ingresa a una etapa histórica. Las instituciones están dadas, está dada la ley para organizar a los hombres. Todo debería marchar bien. Sin emabrgo los tiempos corren, los hombres cambian. En este punto Nietzsche toma fuertemente la idea de Heráclito del movimiento: “Nadie se baña dos veces en el mismo ríos, porque el río corrió y el hombre tampoco es el mismo”. Entonces las instituciones que han sido dadas por los mismos hombres dejan de servir a su propósito, que era que el hombre pueda más. Se organice con sus pares para poder más. En su lugar se cristalizan en viejas proclamas, se desconectan del movimiento fundante, y se vuelven instituciones que no quieren perecer. En lugar de activar las fuerzas reactivas del hombre, lo hacen sentir culpable de sus fuerzas activas. Culpable de todas las otras posibilidades que se abren si se anima a dejar atrás estas formas ya viejas.

Es una lucha intensa la que se da en este período, y para Nietzsche siempre estamos en esta puja de fuerzas activas y reactivas en la que tratamos de darnos nuevas leyes, de recrearnos. Cuando efectivamente lo hacemos, podemos volver a darnos ley, dejando atrás las dadas, entramos en un período post-histórico.


Es un retorno, la idea del eterno retorno nietzscheano: el hombre que vuelve a esa actividad genérica de darse ley, pero no a las mismas leyes, vuelve a lo creativo, a las intensidades puestas en juego en ese momento fundacional para volver a legislar, devenimos hombre legislador. No hay pérdida en este acto, lo activo perdura, se deja atrás el cascarón que ya no sirve para albergar la vida que tiene que continuar, el único riesgo es justamente quedarse ahí adentro en donde ya nada es posible. por eso retomo y modifico la frase con la que termina el film "el hombre (como trabajador, como amante, como niño, como padre...) nada tiene que perder, salvo sus esposas". 

Comentarios