Tercer episodio - Encuentro 1/9 (4)


Por Alicia Gallegos

El corto cinematográfico y la historia conmovedora de Lucas nos permiten experimentar algunos conceptos fundamentales de la filosofía de Nietzsche y poder decir que todo su pensamiento está contenido en estos quince minutos.

Sólo escogeré algunas ideas que como” cuerpos vibrátiles” nos dejen desentrañar esta experiencia. Ellas giran en torno a la voluntad de poder y el eterno retorno. La voluntad de poder en Lucas define la cantidad de fuerzas, sus fuerzas dominantes, las de un niño que más allá de su contexto social quiere vivir mejor y, por lo tanto, la cualidad de sus fuerzas son, predominantemente, activas. En su mapa, las fuerzas dominadas juegan con las activas y las podemos apreciar en su actitud reactiva, adaptativa y obediente a las estructuras escolares. Comprobamos así que respecto de las fuerzas, no hay unas sin las otras. En la monografía de “Nietzsche y la filosofía”, Deleuze dice: “ La voluntad de poder es el elemento genealógico de las fuerzas, diferencial y genético”, diferencial se refiere a la diferencia de cantidad de las fuerzas y genético a la cualidad de las fuerzas. Así, la diferencia de cantidad es entre dos o más fuerzas en relación y es el elemento genético de la fuerza y la producción de cualidad de cada fuerza”

En este sentido la voluntad de poder define la cantidad de las fuerzas y según su cantidad las fuerzas son dominantes o dominadas y según su cualidad, activas o reactivas.

¿Cómo venía Lucas antes del encuentro con la maestra? No hacía cuerpo con nada, no jugaba, se aislaba de sus compañeros, estaba muy triste y con un predominio de sus fuerzas reactivas que le restaban acción a sus fuerzas activas. Pero, luego, le pasó algo, algo aconteció con el hallazgo azaroso del libro “Así habló Zaratustra” y la charla casual con el cartonero. Vemos por dónde pasa la afirmación de la vida, algo ocurre, algo acontece cuando entramos en relación con circunstancias fortuitas. Hasta en los peores momentos por ahí pasa algo que nos reenvía a nuevos modos de vivir. Cuántas

veces salimos por saturación de las fuerzas reactivas que llegan a lo máximo de lo que pueden ( nihilismo ) o voluntad de nada. Las fuerzas reactivas llegan a un límite, a la nada de voluntad y ahí, las fuerzas cambian de signo y se tornan activas.

La cualidad de la voluntad de poder tiene que ver con la afirmación o negación de la vida. En toda acción hay afirmación y en toda reacción hay negación.

La afirmación no es la acción sino el poder devenir activo y la reacción es el poder de devenir reactivo.

La fuerza reactiva no es una fuerza mayor sino que resta a la fuerza activa lo que puede. El elemento diferencial o genealógico aparece al revés, la diferencia se ha convertido en negación, la afirmación en contradicción. El sí de las fuerzas activas se ha convertido en el no de las fuerzas reactivas.

El modo reactivo también aparece en las reacciones de quienes rodean a Lucas, su madre, la maestra, el director, el pastor, etc. El sí de las fuerzas reactivas se ve como una evolución en la que predomina el conflicto y la necesidad de que Lucas se adapte al mundo en que vive. Las fuerzas reactivas, son las de los adultos que lo rodean y lo castigan porque puede activarse. Así la producción activa se convierte en dialéctica, contradictoria y utilitaria. Si las fuerzas reactivas prevalecen y neutralizan las fuerzas activas ayudadas por circunstancias, se da una inversión de valores y el triunfo de las fuerzas reactivas por sustracción o división. Sus efectos son el resentimiento, la mala conciencia y el ideal ascético que separan a la fuerza activa de lo que puede y esta separación se basa en una ficción, mistificación o falsificación. De ahí proviene la utilización de vil, innoble, esclavo, bajo, mezquino, reemplazo de los señores por los esclavos.

En consecuencia, las cosas no tienen un solo sentido sino que el sentido varía según la fuerza que se apodera de ella. La pluralidad de sentidos es el eje de la filosofía de Nietzsche basada en el devenir de las fuerzas. Desde esta multiplicidad que puja con el pensamiento único, Nietzsche crea una tipología (activo y reactivo) y una topología (pensamiento bajo, vil, mezquino y utilitario y el pensamiento alto, noble, creativo, generoso.

Lo que importa es quién valora y no el ser del valor. La creación de valores se da a través de la desmistificación y la transvaloración en un tiempo real, es decir cuando las cosas ocurren.

La voluntad de poder que quiere el poder y apunta a valores establecidos (dinero, prestigio, éxito) y a querer lo que no se tiene, a querer un ideal con la consiguiente falta en consecuencia. Esta es la voluntad de poder de los impotentes, con un tono bajo, con la repetición como cantinela y que quiere dominar. Es la voluntad de la negación, de la evolución dialéctica y utilitaria. Qué importante resulta el tono bajo de Lucas al principio del film y el tono alto cuando nombra al superhombre. Aquí la tonalidad nos remite a un más allá del lenguaje, a subrayar la semiótica del cuerpo y a sostener que existen otras semióticas además de la significante.

La voluntad de poder que da y crea, la de la afirmación, de la alegría, de la creación y de la diferencia, la de la potencia más elevada, la que extrae la forma superior de la intensidad, el eterno retorno.

De todo esto se infiere que:

El no del asno es el resentimiento.

El sí del asno, es la afirmación del que acarrea, la bestia de carga.

El sí de Zaratustra, es el que aligera, descarga, baila, crea y afirma la diferencia.

El no de Zaratustra es la agresividad natural.

Interpretamos que la voluntad de poder da y crea, cuando nos referimos a la composición con las circunstancias, la problematización, el ejercicio de la fuerza activa en un tiempo real donde no hay nada por fuera de él, cuando aparece el riesgo, la apertura, el ir más allá de lo dado, cuando soltamos y nos desterritorializamos.

En fin, cuando damos lugar al eterno retorno, cuando generamos este principio selectivo que elige la intensidad máxima : “ Lo que quieras quiérelo de tal manera que quieras su eterno retorno”. Grato imperativo para vivir intensamente. Amor fatti, azar y necesidad que nos hace devenir y mutar. El todo no vuelve, vuelve la intensidad, hilitos de Ariadna, vestigios de la intensidad vivida que componen con las nuevas circunstancias y es ahí cuando aparece lo intempestivo, el superhombre.

Es muy hermoso y festivo el final de la historia cuando Lucas encuentra el libro de Marx , toda una puesta optimista que nos señala que el camino de la existencia es un juego en el que no hay programa sino acontecimientos que nos llevan de una situación a otra. Azar y necesidad, tirada de dados, mezclo en el cubilete los dados y sale necesariamente una combinatoria, digamos sí al diagrama y no al programa. En todo caso una mínima organización en la producción de mundos posibles. Esto es lo que Nietzsche llama devenir niño, “… la inocencia es el juego de la existencia, de la fuerza y de la voluntad. La existencia afirmada y apreciada, la fuerza no separada, la voluntad no desdoblada, he aquí la primera aproximación de la inocencia.”

¿Qué llevó a la voluntad de poder de Lucas que se manifestase y le diera a sus fuerzas cualidades activas? Sus fuerzas afectadas por otras, el afecto de su madre y el de la maestra de donde se desprende que la voluntad de poder se manifiesta en un poder de ser afectado, o sea que la voluntad de poder determina y es determinada por otras fuerzas en relación.

La problemática del afecto nos interroga y nos lleva a decirles que se avecina para el próximo encuentro el salvaje Baruch Spinoza.

Hasta ahora estamos en el inicio de filosofías en fuga que nos remiten al proyecto filosófico de Nietzsche. Cuando leemos a un filósofo nos cabe la pregunta con quién dialoga y con quién discute. Nietzsche es amigo de Heráclito y de los estoicos y cuestionador de la metafísica clásica (Sócrates, Platón y Aristóteles) del cristianismo y profundamente anti hegeliano, anti racionalista y anti dialéctico, en consecuencia.

Alternativas nietzscheanas para el abordaje clínico terapéutico

Con esta filosofía en fuga nietzscheana podemos delinear algunas consecuencias interesantes para la clínica psicoterapéutica y para nuestra existencia, puesto que, creo que la posibilidad de analizar nuestras fuerzas no precisa de un título académico.

En primer lugar la importancia del cuerpo y la acción en la afirmación o negación de la vida que lleva a modos de pensar, sentir y vivir de quién valora y qué quiere o qué le interesa. Desde ahí establecer en cada caso una tipología y una topología que nos permite establecer una semiología (de los signos y fuerzas) y una sintomatología de la dimensión más superficial que es la conciencia.

Pensar en un modo singular el dar y quitar. Hay sujetos que dan y quitan, otros en los que prima el dar y otros el quitar. Desde este juego de las fuerzas establecer los mecanismos de la Neurosis ordenados a un ideal y en donde priman la falta, la deuda y la culpa, toda una moral del esclavo. Y relacionar hoy más que nunca la dupla neurósis y psicópatía en donde cada uno resulta el partenaire adecuado para la división o reparto de las fuerzas, sumisión o dominio en relaciones donde los lugares son ,paradójicamente, intercambiables.

Los valores en términos de Deleuze y Guattari son agenciamientos y pesa quién valora, cuál es la voluntad de poder, la que da y crea o la de dominio.

También importa la puesta dialéctica en el conflicto, el para qué del conflicto, la interrupción del devenir que genera y al decir de Adriana Zambrini, el esquizoanálisis como la ética del desgarro y del desapego de los ideales, de los mitos y de las jerarquías y del poder. Todo para dar lugar al deseo y la potencia y al tiempo del acontecimiento. Determinar cuál es el dios que muere, el de la religión, el de la metafísica , el de la moral, el de lo familiar, el de la ciencia, etc.

Clínica como desvío es en Nietzsche una crítica a martillazos, la metáfora del devenir

Comentarios