Quinto episodio - Encuentro 2/6

Continuamos e insistimos en la filosofía de la inmanencia y a esta altura podemos precisar que la inmanencia se caracteriza por el devenir. Lo vimos en Spinoza y los grados del conocimiento, cómo se pasan de un grado a otro a través de la experimentación y cómo se deviene siempre por el vector de la alegría que produce un aumento de la potencia o variación de la existencia. También en Bergson, duración y simpatía intervienen cuando el espíritu abraza un movimiento y un ritmo exterior y deviene otro, deviene conciencia o espíritu de dicho movimiento.

A través de las experiencias del curso hoy llegamos a definir que la filosofía de Deleuze se denomina Empirismo trascendental. Lo trascendente no es lo trascendental. Lo trascendental coincide con el plano de inmanencia, puesto que escapa a toda trascendencia tanto de sujeto como del objeto. Y una inmanencia es una vida. Una vida es potencia. Es beatitud. Es una vida ética transformadora de lo dado.

Nadie mejor que Deleuze para referirse a esta cuestión: “Una vida no contiene más que virtuales. Está hecha de virtualidades, acontecimientos, singularidades. Lo que llamamos virtual no es algo que carece de realidad, sino que se implica en un proceso de actualización siguiendo el plano que le da su realidad propia. El acontecimiento inmanente se actualiza en un estado de cosas y en un estado vivido que hacen que llegue. El plan de inmanencia mismo se actualiza en un Objeto y un Sujeto a los que se atribuye. Pero, por muy separables que sean de su actualización, el plano de inmanencia es él mismo virtual, tanto como los acontecimientos que lo pueblan son virtualidades. Los acontecimientos o singularidades dan al plano todas las virtualidades propias de ellos, como el plan de inmanencia da a los acontecimientos virtuales una plena realidad. El acontecimiento considerado como no-actualizado (indefinido) no carece de nada. Basta con ponerlo en relación con sus concomitantes: un campo trascendental, un plano de inmanencia, una vida, unas singularidades. Una herida se encarna o se actualiza en un estado de cosas y en un vivido; pero es ella misma un puro virtual sobre el plano de inmanencia que nos arrastra en una vida. Mi herida existe antes que yo... No una trascendencia de la herida como actualidad superior, sino su inmanencia como virtualidad en el seno siempre de un medio (campo o plano). Hay una gran diferencia entre los virtuales que definen la inmanencia del campo trascendental, y las formas posibles que los actualizan y que los trasforman en algo trascendente".

La inmanencia construye en Deleuze, una imagen de pensamiento similar a lo que denominamos problemática o problema bien planteado distinta a la imagen dogmática o pensamiento que se piensa a sí mismo. La imagen de pensamiento siempre va a hacia adelante nunca en un sentido lineal. Cada autor, en Deleuze, es un hacer pie donde recrea conceptos para construir un plano de consistencia propio. Más que una línea es un río de montaña , flujos de deshielo, abruptos o tranquilos.

La inmanencia, una vida no remite a una vida captada por la conciencia como lo vivido captada,  por el sujeto o la persona. Se refiere a una vida pre-subjetiva, a-subjetiva, pre-organizada, a- organizada. Una vida es una línea abstracta o máquina abstracta de desterritorialización.

Inmanencia y vida se diferencia del sujeto de la trascendencia y refiere a aontecimientos, haecceidades, intensidades, partículas. Deleuze deshace la relación sujeto objeto de la Fenomenología y hace hincapié en la dimensión molecular o minoritaria donde importa que el sujeto se constituye en lo dado a medida que éste también se constituye. ( Empirismo trascendental)

Este sujeto del dominio exportado de Europa a América es sustituido por multiplicidades , fragmentos, diferencias del pensamiento único de racionalismo.

El deseo no está en el sujeto sino que el deseo es una máquina.

El deseo como tal es político, transformador y revolucionario.

El deseo es producción y conexión entre individuos o partículas de ellos. No hay deseo individual.

El Anti-Edipo es el libro del deseo, no se interpreta y no está asociado a la falta.

En el psicoanálisis el deseo está encerrado en la tríada parental, Edipo, castración, falo y pulsión de muerte. Para Deleuze, al deseo no le falta nada y la muerte está asociada a la vida.

El deseo genera encuentros, simbiosis entre seres, entre reinos diferentes. Produce pasajes, devenires, mujer, animal, cuento, devenir imperceptible.

Hay una analogía entre agenciamiento, devenir y deseo.

El agenciamiento es lo que el deseo maquina y maquina con rasgos productores de devenires que desbordan el sexo, la  identificación, la estructura, la represión.

De todo lo expuesto concluimos que el filósofo de la inmanencia es anarquista y revolucionario.


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