Sobre los devenires, devenir mujer

Por Cecilia Macarena Pelliza
“¿Qué es lo más hermoso en hombres viriles? Algo femenino. ¿Qué es lo más hermoso en mujeres femeninas? Algo masculino” - Susan Sontag.


En el libro Mil Mesetas, escrito por Gilles Deleuze y Félix Guattari se hace referencia al devenir como transformación, desarme, fuga de las identidades dadas. Un desmembramiento del sujeto constituido, para dar lugar a nuevas discusiones, nuevas enunciaciones y nuevos lugares. 

En el capítulo que se llama “Devenir-intenso, devenir-animal, devenir-imperceptible…” los autores hablan del devenir-mujer y se detienen a explicar sus implicaciones. Así expresan que todos los devenires son transformaciones que socaban las identidades dadas, pasajes a lo minoritario. 

Es por esta razón que los autores hablan de un devenir-mujer y nunca de un devenir-hombre, en tanto lo masculino, lo macho, lo varón forma parte de las construcciones mayoritarias en razón de las cuales se ocultaron y sometieron las fugas, las desviaciones. 

Sin embargo este devenir-mujer no tiene que ver con la mujer como género, aunque según enuncian también los autores más adelante, sigue siendo indispensable que la mujer haga su política mayoritaria en función de una conquista de su propio organismo, de su propia historia y de su propia subjetividad. 

El devenir-mujer tiene que ver con un desvío que lejos de oponerse a las formas mayoritarias establecidas, las socave subrepticiamente para crear la mujer molecular, lo mínimo femenino que escapa a las formas mayoritarias de Hombre y, también, de Mujer. No dejar lo femenino atrapado en la máquina dual que lo opone al hombre y le asigna formas, funciones y lugares. Y entrar en este devenir-mujer es una tarea ética tanto para el hombre como para la mujer, en la que esta última no está necesariamente en una posición de privilegio.

"Pues el problema no es, o no sólo es el del organismo, el de la historia y el del sujeto de enunciación que opone lo masculino y lo femenino en las grandes máquinas duales. El problema es en primer lugar el del cuerpo - el cuerpo que nos roban para fabricar organismos disponibles -. Pues bien, a quien primero le roban ese cuerpo es a la joven: 'no pongas esa postura', 'ya no eres una niña', 'no seas marimacho', etc. A quien primero le roban su devenir para imponerle una historia o una prehistoria, es a la joven. El turno del joven viene después, pues al ponerle la joven como ejemplo, al mostrarle la joven como objeto de su deseo, le fabrican a su vez un organismo opuesto, una historia dominante. La joven es la primera víctima, pero también debe servir de ejemplo y de trampa".

(Fragmento del capítulo 'Devenir-intenso, devenir-animal, devenir.imperceptible...' de Mil Mecetas, Gilles Deleuze y Félix Guattari)

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